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Roberto Capurro


Tuve en las manos la maqueta original del monumento al Pescador. Se la había maltratado bastante en su viaje desde Buenos Aires. Me tocó restaurarla y repintarla con yeso. Si, a mí. Nadie creía en nosotros: un grupo formado entonces por el pescador Francisco De Rosa, el Presbítero Héctor Marcone, el voluntarioso Salvador Marcone, Alberto Materia, la influyente señora Glenda de Peretti, yo, llegado recientemente de Italia y contras, de cuyo nombre no quiero acordarme. Caso curioso, a ningún pescador le interesaba el monumento: ellos, personas, se confundían con el Pescador, con la figura atávica y esforzada del hombre de las redes. Las administraciones de Puertos no llegaban a resolver el intríngulis burocrático para emplazar la estatua y su contorno alegórico en la equina sur de 12 de Octubre y Martínez de Hoz.

Un bloque de piedra extraído de las canteras de Mar del Plata fue elegido para sacar a la luz la figura del Pescador. Medía 3 metros de altura: pieza única. El traslado hasta los talleres del Escultor, en la Boca, fue una odisea. Muy pocos meses después, con todas las ganas pasionales del cincelador, la robusta figura estaba lista para ser erguida. ¿En dónde?

Regía entonces la comuna marplatense un comisionado de un gobierno de facto, excelente caballero incline a los entendimientos culturales, que aportó los recursos económicos para la construcción de una fuente circular de agua en un pedestal en el lugar desde donde las primeras lanchas de pescadores de origen italiano se hicieron a la mar. Punta Iglesia se vio así embellecida con la figura y la mirada lejana del hombre de mar.

El acto de inauguración premiaba todos los esfuerzos durante años. Pero también recuerdo qué hubiera sido del Pescador, si en las trabajosas reuniones no nos hubiéramos alegrado con un buen plato de papas fritas al limón. Al Escultor le encantaban, a Quinquela también.


        

  

Fuente en transición, sin Pescador, sin Alberdi.


Pórtico Diagonal Alberdi

Siempre mantuve contactos con Capurro. En una de sus visitas en Mar del Plata me pidió si el Puerto le podría conceder el honor de mostrar eternamente todos sus trabajos sobre el hombres de mar en las callejuelas del complejo. No hubo caso. Todos se desentendieron. ¿Porqué? Mejor olvidar todo, menos las apetitosa papas fritas que coronaban nuestras reuniones. Aquí va la receta...



Las papas fritas del Escultor


Ingredientes: 2 kilos de papas calidad para freír, sal fina, 3 limones fresquísimos, 1 kilo de grasa de cerdo.

Preparación - Pele, lave y corte las papas en bastones, enjuague con agua fresca y escúrralas en un colador. Ponga la grasa de cerdo en una cacerola mediana a calentar hasta que la note bien caliente, fría las papas en tandas no muy grandes y sáquelas antes de que empiecen a dorarse. Esta operación puede hacerla de una a media hora antes de decidir el momento de comerlas. Precisado el momento, siempre con la grasa bien caliente, refría por tandas las papas y sáquelas bien doraditas y por supuesto crocantes. Condimente con sal fina y jugo de limón exprimido.

Un buen tinto siempre era de agrado a ese maestro de la piedra.


Por casi veinte cinco años y sobre un hermoso pedestal, la estatua del Pescador miró el mar, el amanecer, los barquitos pescando, los barcos oceánicos llegando al puerto y otros que lo dejaban, las desplegadas y blancas velas de la Fragata Libertad visitando Mar del Plata.

Hoy no está. Otros hombres creyendo y convencidos que el lugar del monumento debería estar según la idea original en la zona del Puerto, lo trasladaron en un terreno disponible a pocos metros de la tradicional banquina de los pescadores al paso de los actuales esforzados hombres del agua. Nosotros, viejos hacedores de la ciudad, saben lo que representa y lo vamos a ver, rogando por la vida y la prosperidad de cada hombre que se larga a la inmensas y frías aguas con los peligrosos quehaceres de la pesca.

 

Una obra de Capurro obsequiada y dedicada afectuosamente a Aldo (Pasqualino) en 1969

 

El tabajo en en mr, la ciencia, el campo Capurro Bajorelieve reperesentando al hombre de mar, a la ciencia y al hombre de campo Monumento al Pescador por Roberto Capurro. Placa traslado. La fuente hoy, de noche.

 

El Niño de Capurro

Ricardo Zelasco gentilmente aporta el conocimiento de la obra el Niño

Mi abuelo Alfredo Mario Zelasco de profesión medico era amigo de Quinquela y le hizo un cuadro dedicado a a mismo, mi abuelo. Quinquela iba a cenar a la casa de mi abuelo en Alte Brown y Villafañe de la Boca y Capurro era amigo de la familia.

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Última modificación: 20 de febrero de 2017 12:07 -0300